Tanto alquilar como poner en alquiler un inmueble suponen una serie de gastos y gestiones de las que no siempre arrendador y arrendatario son conscientes y que les llevan a la tesitura de plantearse acelerar todo el proceso acudiendo a un agente inmobiliario. Pero, ¿cuáles son las ventajas reales que obtenemos con ellos? ¿Cuándo merece la pena contratar los servicios de una inmobiliaria?
Alquilar con inmobiliaria: beneficios para los inquilinos
- Ahorro de tiempo. Al entrar en contacto con una inmobiliaria, el agente no preguntará al futuro arrendatario exclusivamente por una vivienda concreta, sino que se preocupará por saber cuáles son sus necesidades, cuál es su presupuesto y en qué tipo de contrato está interesado (larga o corta duración). Y, en base a las respuestas de obtenidas, podrá ofrecer una carta de viviendas adecuadas a su perfil, por lo que todo el proceso de visita y el posible alquiler final se producirá de manera mucho más eficiente.
- Precios competitivos. El objetivo del agente inmobiliario es ofrecer una vivienda cuyo alquiler sea rentable para el arrendador, pero que, obviamente, se mantenga dentro de los márgenes del mercado, Por eso mismo, suelen establecer precios ajustados y rara vez encontraremos inmuebles cuyo pago mensual sea desproporcionado.
- Pisos y casas en perfectas condiciones. Tras desalojar un inquilino la vivienda, ésta es revisada por parte de la inmobiliaria, detrayendo de la fianza del antiguo arrendatario, si fuera necesario, la parte correspondiente a los desperfectos que se hayan podido producir en la vivienda durante el periodo del alquiler finalizado.
- Profesionalidad y discreción en el tratamiento de datos. Es habitual que en el proceso de selección de un nuevo arrendatario, el arrendador solicite diferentes documentos que garanticen la solvencia económica de éste. Así, se requerirá aportar una o varias nóminas, un contrato de trabajo o la última declaración de la renta. Evidentemente, se trata de información especialmente delicada y para la persona interesada es altamente tranquilizador que ésta sea manejada por profesionales cualificados.
- Asesoramiento legal y firma del contrato. Del mismo modo que ocurría en el caso del arrendador, la inmobiliaria tiene la obligación de solventar todas las dudas legales que al arrendatario puedan surgirle. Asimismo, al tratarse de profesionales versados en derecho, el inquilino tendrá total garantía de que todas las cláusulas del contrato son ajustadas a ley.
- Gestión y mediación de las incidencias. De nuevo, la inmobiliaria será la encargada de solventar y buscar la mejor solución a los posibles contratiempos que puedan surgir durante el periodo de vigencia de contrato, buscando, siempre, que arrendador y arrendatario queden satisfechos con la propuesta que la inmobiliaria proponga.
Alquilar con inmobiliaria: beneficios para los propietarios
- Simplificación de todo el proceso de alquiler. Si se opta por esta opción, el arrendador, en la mayoría de los casos, sólo tendrá que preocuparse de acudir a la oficina del agente inmobiliario el día de la firma de contrato. Por norma general, cualquier vicisitud que pueda ocurrir durante el periodo de arrendamiento será gestionada por la propia inmobiliaria, siendo, además, ésta el interlocutor intermedio entre las dos partes.
- Selección de inquilinos. En esta opción, será la empresa inmobiliaria la encargada de realizar el filtrado de posibles arrendatarios, aplicando las cribas que el propietario del inmueble haya establecido (siempre ajustadas a ley) y evitando, así, posibles problemas mayores futuros. Una de las circunstancias que más preocupan a los arrendadores, por ejemplo, es la solvencia económica de los futuros inquilinos; al optar por la mediación de un grupo inmobiliario, se garantizará que los futuros habitantes elegidos sean personas con garantías de ingresos suficientes que eviten que el arrendador pueda enfrentarse a situaciones de impagos (pensemos por ejemplo en un aval).
- Orientación en el mercado inmobiliario. El precio de los alquileres es muy cambiante, sometido como está a las circunstancias económicas globales del país. No es inusual que un arrendador desconozca los estándares del mercado o cuáles son los precios medios que deben aplicarse a una vivienda como la suya en un periodos de bonanza o crisis. El apoyo, orientación y guía de profesionales pueden marcar la diferencia a la hora de cerrar un contrato de alquiler obteniendo, además, los mayores beneficios posibles.
- Asesoramiento legal. No siempre el arrendador es conocedor del marco legal español en el ámbito de los alquileres. Además, el lenguaje en que se encuentran redactadas las diferentes normativas puede ser áspero, confuso o, incluso, contradictorio para una persona ajena a la profesión. Los agentes inmobiliarios, por el contrario, manejan con plena solvencia este tipo de textos y pueden sacar de dudas, de forma rápida y directa, a ambas partes.
- Redacción y firma del contrato. Los grupos inmobiliarios suelen tener a disposición de los arrendadores contratos estándar normalizados a los que se les pueden incluir determinadas cláusulas (siempre que estas no contravengan normativa alguna). En este sentido, como en el apartado anterior, el asesoramiento de especialistas es siempre una enorme ventaja.
- Gestión y mediación de las incidencias. Al redactarse un contrato a través inmobiliaria, tanto arrendador como arrendatario tienen a ésta como intermediaria. Así, el casero puede, en cierto modo, despreocuparse de la, a veces, compleja interlocución directa con sus alquilados cuando alguna incidencia tenga lugar. Su comunicación será siempre con el agente inmobiliario y, por norma general, éste será el encargado de buscar la solución más satisfactoria para ambas partes.
En conclusión, aunque, inicialmente, introducir un tercer actor en el proceso de arrendamiento tenga unos costes mayores, siempre es recomendable poder recurrir, durante el periodo que dure el proceso de alquiler, a expertos en la materia que, no sólo buscarán el bienestar de ambas partes, sino que, además, ofrecerán asesoramiento legal y las garantías de que todas las gestiones que se realicen se llevarán a cabo sin contravenir norma alguna.
Obviamente, el alquiler con inmobiliaria también tiene sus desventajas, por lo que si buscas vivienda para alquilar, quizás te pueda interesar nuestra guía para encontrar pisos de alquiler de particulares sin inmobiliaria.
¿Quién paga los gastos de inmobiliaria en un alquiler?
En ningún caso el inquilino debe hacerse cargo de los gastos de la inmobiliaria en un alquiler. Según la Ley de Vivienda de 2023 la inmobiliaria ya no puede cobrar comisión al inquilino, por lo que los gastos correrán íntegramente a cargo del arrendador.
¿Cuánto cobra una inmobiliaria por enseñar un piso?
Es ilegal que una inmobiliaria cobre por enseñar un piso al futuro inquilino. La Ley de Vivienda de 2023 no lo permite. Ahora bien, la inmobiliaria podría cobrarle al propietario de la vivienda si la intermediación en la venta o el alquiler ocasiona un número excesivo de visitas. Lo normal es que en la tarifa o en la comisión de la inmobiliaria se pacte un número razonable de visitas, por lo que será raro que el propietario acabe pagando por el exceso.
¿Cuánto cobra una inmobiliaria por vender un piso?
A la hora de vender una vivienda, lo normal es que la inmobiliaria cobre entre un 2% y un 5% más IVA del precio de la misma. Si es un piso de 100.000 euros, la inmobiliaria cobrará entre 2000 y 5000 euros por todos sus servicios. Por supuesto, esta cifra depende de la ciudad, de la experiencia de la inmobiliaria, el precio del inmueble o del compromiso adquirido por la inmobiliaria, entre otros aspectos. Hay que tener en cuenta también que existen agencias inmobiliaria que no cobran por comisión sino a través de una tarifa fija, la cual oscila entre los 1000 y los 100000 euros.