Colchón viejo en un piso de alquiler: quién lo paga y cuándo se puede pedir que lo cambien

Todo lo que necesitas saber sobre cambiar el colchón de un piso de alquiler. Respondemos a todas las dudas.

colchón viejo en un piso de alquiler
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El colchón es uno de los elementos más importantes y a la vez más infravalorados de un piso de alquiler. Aunque un colchón normal y corriente no suele costar más de 200 o 300 euros, los arrendadores suelen preferir esquivar este gasto, alquilando pisos amueblados con colchones viejos o de mala calidad.

Esto es así porque, tal y como señalan en El Economista, el tiempo medio de permanencia en la vivienda se sitúa entre los 2 y los 3 años. En España tenemos un mercado del alquiler muy flexible, por lo que es habitual que distintos arrendatarios «entren y salgan» de los inmuebles con bastante frecuencia. Esto provoca que los propietarios no le den demasiada importancia al mobiliario, por lo que tristemente es muy habitual mudarse a un piso ya amueblado que incluye un colchón demasiado viejo.

Ahora bien, al igual que sucede a la hora de cambiar el sofá en un piso de alquiler, negociar el cambio de colchón o demostrar que este es defectuoso o que está desgastado, puede convertirse en toda una odisea en función de cómo sea el arrendador.

Así pues, vamos a explicarte cómo actuar ante un colchón defectuoso en un piso de alquiler. Te contaremos cuáles son tus derechos, tus opciones y cómo puedes negociar con el propietario un cambio de colchón.

¿Está el arrendador obligado a cambiar un colchón viejo?

Si has estado atento a otros artículos de nuestro blog, seguramente sepas que en el Código Civil y en la Ley de Arrendamientos Urbanos hay varios artículos que hacen referencia a la obligación del arrendador de que la vivienda sea un lugar habitable para el inquilino.

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El propio artículo 21 de la LAU habla de esa obligación:

Artículo 21 de la LAU

1. El arrendador está obligado a realizar, sin derecho a elevar por ello la renta, todas las reparaciones que sean necesarias para conservar la vivienda en las condiciones de habitabilidad para servir al uso convenido, salvo cuando el deterioro de cuya reparación se trate sea imputable al arrendatario a tenor de lo dispuesto en los artículos 1.563 y 1.564 del Código Civil

Si por ejemplo se rompen los electrodomésticos por el paso del tiempo, o si hay algún problema con grifos o elementos comunes como el ascensor o la calefacción, el arrendador está obligado a afrontar las reparaciones ya que, recordemos, el inmueble alquilado debe ser habitable.

No obstante, hay otros elementos de la casa que son algo más complejos de clasificar. El colchón es sin duda uno de ellos, porque es difícil establecer cuándo es el momento en el que un colchón viejo ha llegado a su límite y debe ser cambiado urgentemente. Mientras que para el inquilino, que duerme todas las noches en ese colchón viejo e incómodo, estará claro, el arrendador puede no estar de acuerdo con esa necesidad.

Desgraciadamente se trata de algo muy subjetivo por lo que la ley difícilmente podrá establecer un criterio unificado para todos los casos. ¿Hasta qué punto el colchón de un piso de alquiler establece la habitabilidad del mismo? Hay pisos habitables que se alquilan sin cama y eso no es un problema. De la misma manera, hay pisos que se alquilan con colchones viejos o baratos que siguen siendo perfectamente válidos para inquilinos menos exigentes.

El problema es que la LAU entiende como arrendamiento de vivienda todo aquel arrendamiento que recaiga sobre una edificación habitable pero al mismo tiempo no detalla qué elementos definen esa habitabilidad. Únicamente establece que las normas reguladoras del alquiler se aplicarán también a elementos como los muebles o los trasteros, pero eso solo significa que estos son susceptibles de ser alquilados.

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Artículo 2 de la LAU

1. Se considera arrendamiento de vivienda aquel arrendamiento que recae sobre una edificación habitable cuyo destino primordial sea satisfacer la necesidad permanente de vivienda del arrendatario.

2. Las normas reguladoras del arrendamiento de vivienda se aplicarán también al mobiliario, los trasteros, las plazas de garaje y cualesquiera otras dependencias, espacios arrendados o servicios cedidos como accesorios de la finca por el mismo arrendador.

Así pues, con la ley en la mano, podríamos concluir que el arrendador no está obligado a cambiar un colchón viejo, si bien hay algunas excepcionalidades…

Cambiar un colchón viejo en un piso de alquiler: qué hacer

Vamos a trabajar con dos supuestos:

  • Estás a punto de mudarte a un piso de alquiler y crees que el colchón es viejo.
  • Te acabas de mudar a un piso de alquiler y tienes problemas con el colchón.
  • Llevas un tiempo en el piso de alquiler y notas que el colchón está deteriorado.

Piso de alquiler nuevo pero con colchón viejo

Si estás a punto de firmar el contrato de alquiler, lo mejor es que todo lo relativo al colchón quede bien claro en alguna cláusula del mismo. En caso de que como inquilino tengas «la sartén por el mango», asegúrate de comprobar el estado del colchón antes de alquilar el piso y que este quede reflejado en el contrato. ¿Es un colchón en muy mal estado, que se hunde y tiene problemas? ¿O es un colchón a estrenar, y entonces si se estropea será por un mal uso del inquilino?

Lo mejor para que no surjan roces es hacer un listado adjunto al contrato de alquiler con todos los elementos que forman parte de la vivienda dejando claro también su estado real y su nivel de deterioro. Es aconsejable también hacer fotos con fecha de todos los elementos del piso, para mostrar así hasta el último detalle de su estado. Si por ejemplo ves algo raro en el colchón, haz que conste en el contrato o informa a tu casero por escrito. Vale con que le mandes la foto por WhatsApp para dejar constancia de ello.

En caso de que encuentres algo que no te convenza, también puedes intentar presionar para que se incluya en el contrato algún tipo de garantía o de compromiso con respecto al estado del colchón. Todos hemos escuchado alguna vez la típica frase de «sí, no te preocupes, si tienes problemas con el colchón te lo cambiamos, que es verdad que ya tiene un tiempo». Sin embargo, a la hora de la verdad a muchos se les olvida. Asegúrate de que lo pongan por escrito en el contrato.

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Otra cosa que puedes hacer es, directamente, alquilar el piso sin el colchón. Lo ideal aquí sería hacerle ver al arrendador que el colchón que incluye en su piso ha visto tiempo mejores, pidiéndole que se deshaga él mismo del colchón.

Llegados a este punto, si eres un inquilino con buen perfil podrías convencer al arrendador de que, aparte de llevarse el colchón viejo, ponga uno nuevo sin coste adicional (vas a cuidarle el piso, el colchón es algo que hay que cambiar, es una inversión…). Si no acepta, siempre puedes intentar negociar una modificación en la renta. Ahora bien, sentimos decirte que en estos casos es el arrendador quien tiene la sartén por el mango, por lo que lo más habitual es que no quiera cambiar el colchón o que te alquile el piso sin colchón.

Si sucede esto último pagarás lo mismo de alquiler pero tendrás que comprar un colchón aparte por tu cuenta. La buena noticia es que cuando te vayas del piso podrás llevarte el colchón contigo.

Dado que esta última opción es la más habitual, es interesante intentar negociar con el arrendador que pasará con tu colchón cuando te vayas del piso. Puedes incluir una cláusula en la que le vendes el colchón a mitad de precio o que te descuenta cierto porcentaje del alquiler a cambio de que le dejes tu colchón al irte del piso.

Te acabas de mudar a un piso de alquiler y tienes problemas con el colchón

Este es quizás el peor de los supuestos ya que, salvo que tu contrato incluya una cláusula especial acerca del mobiliario o el colchón, lo tendrás muy difícil para negociar con el arrendador. Tú única opción aquí será tirar de memoria e intentar convencer al casero de que, al firmar el contrato, el estado del colchón ya no era el más adecuado.

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Es cierto que podrías acudir al artículo 21.1 de la LAU (lo tienes más arriba) y exigir que el arrendador asuma el coste de la reparación o sustitución del colchón sin que por ello tenga que elevar la renta («todas las reparaciones que sean necesarias para conservar la vivienda en las condiciones de habitabilidad para servir al uso convenido, salvo que el deterioro de cuya reparación se trate sea imputable al arrendatario»). Sin embargo, el arrendador podría alegar que ese deterioro es culpa tuya, librándose así de pagar un solo euro.

Así, si ya te has enfrentado a la típica excusa de «el colchón estaba bien cuando se alquiló el piso», tu única posibilidad de victoria pasará por intentar demostrar que el estado actual del colchón no es responsabilidad tuya. Aquí lo que puedes hacer es intentar averiguar la fecha de compra del colchón, solicitar la ayuda de algún experto en colchones o apoyar tu reclamación con fotografías de cuándo te mudaste al piso.

El problema es que el inquilino siempre va a ser responsable del deterioro causado por las personas de su casa, por lo que tendremos que probar que los daños en el colchón no los hemos causado nosotros.

Artículo 1564 del Código Civil

El arrendatario es responsable del deterioro causado por las personas de su casa.

Podemos decir, por tanto, que si el casero tiene conocimiento de que el colchón estaba en malas condiciones, y este ha terminado por convertirse en un elemento imposible de usar porque está roto, será él quien deba pagar el colchón nuevo. Más aún si este formaba parte de la lista de mobiliario del contrato. Ahora bien, en el caso de que el colchón estuviese razonablemente bien, y se haya roto porque el inquilino ha tenido un accidente, o le ha dado un mal uso, entonces será este último el que tenga que pagarlo.

Si por lo que sea el colchón era viejo y se ha terminado de deteriorar durante nuestros primeros meses en el piso, habrá que convencer al arrendador de que no hemos hecho un mal uso del mismo y que, simplemente, «ha dejado de funcionar». Tocará negociar. Te aconsejamos simpatía, sentido común, paciencia y comunicación.

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Llevas años en el mismo piso de alquiler y el colchón se ha roto

Esta última casuística tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por una parte, si llevas varios años en el piso de alquiler y has sido un buen inquilino, será fácil que puedas negociar con tu arrendador un cambio de colchón.

Al final, es cuestión de exponer que llevas un tiempo en el piso, que has cuidado del mismo, que pagas puntualmente cada mes, que tienes intención de quedarte más años, etc. Si encima puedes demostrar que los daños del colchón no son responsabilidad tuya, mejor que mejor. Si tu casero es una persona legal y con la que no has tenido problemas anteriormente, no debería tener problema en cambiarte el colchón. A fin de cuentas, es una inversión más en el piso.

El inconveniente de llevar mucho tiempo en el piso es que el arrendador podría alegar que el colchón está dañado por un mal uso del inquilino. Lo normal en estos supuestos es que las distintas partes discrepen sobre cuánto debería durar un colchón. Una vez más, lo importante aquí es tener paciencia para negociar e intentar demostrar que el deterioro del colchón no es responsabilidad del inquilino. Si quieres que te cambie el colchón tendrás que justificar que el desgaste del mismo es producto de un defecto de fabricación o del simple paso del tiempo.

No es lo mismo llevar 5 años que 10. Igual que tampoco es lo mismo haber estrenado el colchón que usar uno de segunda mano.

Cuándo es necesario cambiar el colchón

Este es el verdadero quid de la cuestión. A fin de cuentas, discernir cuando ha llegado el momento de cambiar un colchón viejo es en muchos casos una cuestión tremendamente subjetiva. Una cosa es que esté completa y claramente roto, pero en el caso de que «solo» esté viejo y un poco deformado por el paso del tiempo, casero e inquilino pueden no llegar a un acuerdo.

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Precisamente por esto, lo habitual es acudir de los tiempos que manejan los expertos. Para que te hagas una idea, desde Pikolin, uno de los principales fabricantes de colchones de nuestro país, aconsejan cambiar el colchón cada 8 o 10 años. Si el colchón de tu piso tiene claramente más de 10 años y ha sido usado durante ese tiempo, sin duda tienes una razón de peso para exigir el cambio.

Dado que este plazo depende también de factores como el tipo de colchón, el uso o el tiempo que este haya sido utilizado, es recomendable fijarse además en otro tipo de señales para saber si ha llegado la hora del cambio. En ese sentido, si el colchón tiene manchas extrañas que no se van, abultamientos visibles, fuerte olor a humedad y, sobre todo, si nos levantamos con dolor de espalda después de una noche en él, tendremos motivos extra para una conversación con el arrendador.

Mi casero ha puesto un colchón nuevo pero de baja calidad, ¿qué hago?

Dejamos para el final este último supuesto, el cual es más habitual de lo que pensamos. Puede pasar que tras solicitarle el cambio de colchón al arrendador este nos proporcione un modelo nuevo pero de baja calidad. Lo mismo puede pasar cuando nos mudamos a un piso nuevo de alquiler.

Pensemos en un cubre colchón nuevo que enmascara un colchón de peor calidad o en la gama baja de colchones de IKEA.

Con esta práctica el arrendador se asegura cumplir con una de sus obligaciones (en caso de que esté alquilando un piso amueblado) a un bajo precio. Lamentablemente, como inquilino no podrás quejarte de la calidad del colchón ya que la respuesta siempre será la misma: «el colchón es nuevo».

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En estos casos la única salida del inquilino será comprar un colchón nuevo por su cuenta y pedirle al arrendador que retire el suyo. Por supuesto, también es posible negociar un cambio de colchón a cambio de una modificación en la renta pero siendo el colchón del arrendador nuevo mucho nos tememos que será complicado.

Por eso mismo es recomendable llevar una checklist de inquilino a la hora de visitar un posible piso de alquiler. Hay que revisarlo todo al milímetro para evitar sustos.

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