Uno de los principales problemas a los que se enfrentan aquellos que deciden vivir de alquiler es tener que lidiar con agencias inmobiliarias que, si bien pueden realizar un trabajo excelente en la mayoría de los casos, también pueden suponer serias desventajas, como la dilatación de los tiempos en las gestiones o los costes asociados. Precisamente por eso, muchos arrendatarios optan por buscar pisos de particulares para, así, simplificar la gestión y evitar intermediarios. Pero, ¿qué documentación se necesita? ¿Qué riesgos se asumen?
Qué documentos se necesitan para alquilar un piso entre particulares sin inmobiliaria
Por parte del arrendador
Para proceder al alquiler de una casa por parte de un particular, es imprescindible que esta cumpla con una serie de requisitos mínimos establecidos por la legislación vigente. Para certificar este hecho y, por tanto, poder poner la vivienda en el mercado inmobiliario, es necesario obtener los siguientes documentos:
- Certificado de habitabilidad.
- Certificado de eficiencia energética.
Además, el arrendador, lógicamente, debe demostrar que es el legítimo propietario del inmueble, lo cual se puede hacer justificarse mediante la presentación de la escritura de propiedad o con una nota simple del Registro de la Propiedad. Asimismo, el dueño habrá de proporcionar su documento nacional de identidad (DNI), datos personales y el contrato de arrendamiento en el cual deben estar claramente especificadas todas las cláusulas del acuerdo.
Por parte del arrendatario
Para el arrendatario, a decir verdad, las situaciones son similares cuando alquila a través de una inmobiliaria o cuando lo hace directamente a un particular. En este sentido, también deberá proporcionar sus datos personales para la elaboración y firma del contrato de alquiler; para ello, deberá presentar su documento nacional de identidad (DNI) o pasaporte en caso de no tener DNI.
Además, lo habitual será proporcionar algún tipo de documento o que certifique la capacidad económica del inquilino para hacer frente a los gastos mensuales de la renta. Las vías más habituales son:
- Estudio de solvencia.
- Las últimas tres nóminas.
- Contrato de trabajo.
- Registro de movimientos bancarios.
Qué riesgos se corren por alquilar un piso sin inmobiliaria
- Confianza mutua. En ausencia de intermediarios que supervisen el cumplimiento de las obligaciones de las partes, este tipo de acuerdos se basa la confianza en la palabra de los implicados. Además, los ajustes y modificaciones suelen concretarse de forma verbal, sin dejar constancia por escrito, lo cual puede derivar en situaciones de ambiguas.
- Dificultades en la resolución de conflictos. En caso de surgir conflictos entre el propietario y el inquilino, la falta de un tercero imparcial podría dificultar la resolución rápida y justa de los problemas, lo que desembocaría en disputas prolongadas y costosas.
- Exposición a estafas o fraudes. Evidentemente, no es descartable que puedan darse estafas o fraudes por parte de personas malintencionadas que se aprovechen de la falta de supervisión y seguridad en la transacción.
- Retrasos en trámites y reparaciones. Las gestiones administrativas están a cargo del propietario, lo que puede ocasionar demoras en estos procesos. Del mismo modo, es siempre más probable que, en el caso del pago del alquiler por parte del inquilino, se puedan generar demoras.
- Falta de responsabilidad legal. En situaciones graves, como daños a la propiedad por parte del inquilino o la negativa del propietario a cubrir reparaciones estructurales, puede que no haya repercusiones legales, ya que no hay una entidad que se haga cargo de estas disputas.
- Falta de documentación adecuada. Sin la guía de un experto en el mundo del arrendamiento, existe el riesgo de no contar con una documentación completa, lo que podría dificultar la resolución de disputas o problemas legales en el futuro.
- Posible falta de profesionalismo en la gestión. Tanto el propietario como el inquilino podrían enfrentarse a situaciones en las que se requiera conocimiento especializado en términos legales, financieros o de gestión de propiedades, lo que aumenta el riesgo de cometer errores o malentendidos.
Cuáles son los beneficios de alquilar un piso entre particulares
- Mayor control y autonomía. Los propietarios tienen un control total sobre la gestión de su propiedad, pudiendo tomar decisiones sobre mantenimiento, mejoras o renovaciones sin depender de terceros. Es cierto que la mediación de las inmobiliarias, teóricamente, han de servir para facilitar las relaciones entre arrendador y arrendatario, pero muchas veces la realidad es que implicar a una tercera figura sólo alarga los tiempos.
- Flexibilidad en la fijación del precio del alquiler. Las partes involucradas pueden acordar el precio del alquiler de manera más adaptable.
- Ahorro en comisiones. Al prescindir de una agencia inmobiliaria, se evitan los cotes asociados a las comisiones de intermediación, lo que puede resultar en un ahorro significativo a largo plazo. Del mismo modo, ya que, en principio, el inquilino sólo está obligado a pagar los precios de la fianza y el primer mes de alquiler, el propietario puede plantearse incluir, además, un depósito.
- Relación más directa y flexible. La ausencia de terceros facilita una relación más directa y flexible entre arrendador y arrendatario, lo que puede ser beneficioso para abordar dudas o posibles problemas relacionados con la vivienda alquilada.
- Rápida toma de decisiones. En relación con el punto anterior, es evidente que se agiliza el proceso de negociación y toma de decisiones, lo que se traduce, entre otras, en una firma de contrato más rápida y eficiente.
- Mayor personalización. Las partes pueden personalizar el contrato de alquiler de acuerdo a sus necesidades específicas, adaptando cláusulas y condiciones de manera más flexible que en contratos estándar de agencia. Así, se pueden incluir, por ejemplo, términos específicos de cara a regular la inclusión o no de mascotas en la vivienda.
Cuánto se ahorra por alquiler un piso sin inmobiliaria
En este caso, debemos decir que para quien, en principio, no hay cambios a nivel económico, es para el inquilino. Dada la reciente actualización de la ley en materia de vivienda, en todos los contratos que se firman hoy en día, jamás se puede repercutir el gasto asociado a la inmobiliaria al inquilino, ya que en todo caso ha de asumirlo el propietario. Por eso, precisamente, quien se beneficia de no contar con la intermediación (al menos en lo tocante al bolsillo) es el dueño del inmueble a alquilar, que no tiene que pagar los costes que normalmente cobraría una inmobiliaria por sus servicios y que suelen equivaler a una mensualidad.