Los 14 errores más comunes a la hora de alquilar un piso

La mayoría de los conflictos que surgen entre inquilino y propietario se pueden evitar si no se cometen estos errores al alquilar un piso.

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Elegir un piso de alquiler no es fácil. Además, cada vez son más las personas que optan por no comprar viviendas en favor de pasar una temporada en régimen de arrendamiento, por lo que la demanda se ha incrementado. Esta situación, en ocasiones, es utilizada por parte de inmobiliarias y arrendadores como medida de presión a la hora de cerrar un contrato. Ante esta situación, es fácil que el futuro inquilino, llevado por las prisas, se precipite y cometa errores de los que puede que se arrepienta en el futuro.

Los errores más comunes que todo arrendatario debe evitar

Si quisiéramos sintetizar en un único consejo las recomendaciones que todo futuro alquilado debe seguir en su proceso de busca y captura de nueva vivienda, a modo de mantra, diríamos que la máxima ha de ser no pecar de impaciente e impulsivo y, claro, no dar nunca nada por supuesto. Extendiéndonos un poco más, a continuación detallamos los 14 errores que, bajo ningún concepto, se han de cometer.

Pagar antes de firmar el contrato

Jamás aceptes adelantar dinero a modo de reserva. Se trata de una práctica relativamente habitual entre agencias y particulares que, en el caso de que, finalmente, te quedes con la vivienda, no suele generar problemas. Sin embargo, si, por cualquier circunstancia (no estás conforme con el contrato, una causa sobrevenida a última hora modifica tus planes…), finalmente no firmas el contrato de alquiler del piso, es muy posible que pierdas el dinero que has adelantado. Si, pese a todo, quieres hacer un pago a fondo en anticipo, deja por escrito la cantidad abonada, indicando que esta habrá de reintegrarse de no formalizarse el contrato.

No firmar contrato

No es infrecuente que nuestro casero sea alguien conocido o de nuestro entorno y que, llevados por la buena voluntad de ambas partes, se llegue al acuerdo de no firmar contrato. Evita a toda costa esta práctica. No tener un documento que legitime tu situación y el pago que realizas periódicamente a tu casero, te dejara en una situación vulnerable cuando surjan conflictos.

Pagar la mensualidad en efectivo

Es cierto que, en principio, no debería haber problema por abonar la renta en metálico. Sin embargo, de utilizar esta vía de pago, solicita que tu casero siempre firme un documento o recibo que atestigüe que ha recibido tu mensualidad. Para evitar estos conflictos, siempre es más sencillo realizar transferencias a la cuenta corriente del arrendador; de esta manera, siempre habrá un registro bancario de todos nuestros pagos.

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Aceptar acuerdos verbales

Todo lo que no se rige por un contrato firmado es interpretable y, a la larga, mucho más complejo de demostrar si se llega a situaciones que tengan que ser mediadas por terceros; sobre todo en el caso de que haya intervención judicial. Por lo tanto, aunque es cierto que un contrato verbal tiene plena vigencia, siempre es más recomendable que lo acordado de viva voz quede plasmado en el contrato de arrendamiento.

Firmar un contrato sin haberlo leído por completo

No tengas prisa por firmar el contrato. Si al llegar a la gestoría o inmobiliaria, te apremian a que lo firmes sin meditarlo o poder consultarlo con tus asesores, desconfía. Antes de comprometerte legalmente al abono de una mensualidad con un particular o inmobiliaria, tienes que tener bien clara cada una de las cláusulas que aceptas y, si la otra parte no es partidaria de darte el tiempo necesario para sopesarlas, quizá debas descartar esa vivienda.

Firmar un contrato sin haber visitado la vivienda

Aunque a veces no sea posible (porque la vivienda esté habitada o porque te vayas a mudar a otra ciudad y no haya tiempo material para hacerlo), es un error muy arriesgado firmar un arrendamiento de un piso que no hemos visitado. Es evidente que las fotografías que vemos en los portales inmobiliarios son aquellas que más favorecen el estado del inmueble; además, a veces están realizadas con objetivos que generan la impresión de que las estancias son más grandes de lo que la realidad demuestra. Por último, cuando un inquilino elige una vivienda, también elige el barrio al que se muda y los vecinos con los que convivirá; eso solo se puede contrastar con una visita.

No obstante, si, una vez firmado el arrendamiento, la vivienda no se corresponde con lo anunciado, siempre podríamos hacer uso de la cláusula de desistimiento del contrato, pero es preferible evitar este tipo de conflictos.

No firmar todas las hojas del contrato

Un contrato debe estar firmado en todas sus páginas por ambas partes. De no hacerlo, corremos el riesgo de que se incluya alguna página extra con cláusulas con las que puede que no estemos de acuerdo. Recuerda que un arrendatario sólo está obligado a cumplir con aquello que firma (y con lo que, obviamente, establezca el marco legal).

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No declarar el alquiler

No te fíes de caseros que te pidan cobrar en B. Aceptarlo te llevará a situaciones de dudosa legalidad que pueden generarte problemas, por ejemplo, a la hora de hacer la declaración de la renta o de reclamarle a tu arrendador alguna reparación o la devolución de la fianza.

Aceptar un precio sin negociar o consultar el precio medio de la zona

Intenta siempre negociar. Los propietarios, con frecuencia, tienen en mucha estima su vivienda y no es infrecuente que le asignen una mensualidad superior a la que objetivamente le correspondería. Si consultas los precios medios de la zona y los utilizas como medida de presión, es posible que consigas una rebaja en el alquiler. Ten presente que, una vez firmado el contrato, la renta no se podrá modificar hasta la fecha de renovación del mismo.

Aceptar fianzas abusivas

Recuerda que, según la Ley de Arrendamientos Urbanos, la fianza que puede reclamarte un propietario es de solo una mensualidad completa. Además, este dinero no lo guarda el arrendador, sino que se deposita en las correspondientes oficinas autonómicas establecidas a tal efecto. Por lo tanto, si un casero te solicita más de un mes de fianza, desconfía; no solo estará pidiendo algo fuera de ley, sino que es imposible que todo el importe vaya a parar a la citada oficina autonómica.

No revistar el estado de la vivienda antes de firmar

Cuando visites una vivienda, hazlo con ojo crítico. No seas indulgente con tu nuevo hogar y revisa cada desperfecto o situación que no se corresponda con lo ofertado en el anuncio. Y, por supuesto, utiliza esta situación, de nuevo, como herramienta para renegociar el precio inicial del alquiler.

No dejar constancia escrita de los desperfectos de la vivienda

En la misma línea, el primer día que te instales en tu nueva casa, haz un registro escrito y fotográfico de los desperfectos y/o averías que pueda haber. Y comunícaselo, por escrito también (un mail puede ser suficiente), a tu casero. Recuerda que, según la LAU, un inquilino, al finalizar el contrato, está obligado a devolver a su arrendador a vivienda en las mismas condiciones en que la recibió y que, de no hacerlo, es posible que el propietario utilice este hecho como motivo para no devolver la fianza.

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No hacer un inventario de entrada

Esto es especialmente importante en las viviendas amueblas y/o con menaje. Al final, el inquilino hace suyos todos los muebles y elementos incluidos en la vivienda y, a la hora de dejarla, es fácil que no sepa distinguir cuales le pertenecen y cuáles van incluidos junto al inmueble. Es aconsejable, por tanto, hacer un inventario de entrada de los objetos que forman parte indivisible del piso y marcar todos aquellos otros que sean propiedad del arrendatario.

Asumir gastos que no te corresponden

Asegúrate de que las facturas de los suministros correspondientes a los meses anteriores están abonadas y, bajo ningún concepto, asumas el pago de ningún cargo pendiente. Del mismo modo, aclara y lo referente al pago de los gastos de la comunidad de vecinos; y cerciórate de que quede reflejado en el contrato. En el caso de que sea el casero quien asuma el importe, asegúrate de que la cuenta corriente asociada al pago sea la suya, así te evitarás enfrentarte a situaciones desagradables si tu casero no paga la comunidad.

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