Llevar a cabo una reforma integral en la vivienda en la que se reside puede ser una Odisea si no se planifica adecuadamente y no se tienen en cuenta los posibles trabajos a ejecutar. Por ello, es esencial tomar consciencia de lo que implica y a lo que se enfrentan los que decidan llevarla a cabo antes de ponerse manos a la obra.
Fases esenciales de una reforma integral
En una reforma integral, la clave del éxito radica en comprender las necesidades específicas del proyecto antes de comenzar. Esto implica definir la distribución de espacios, seleccionar materiales, ventanas, puertas, equipamiento, estilo, colores y mobiliario. Una vez que el proyecto de interiorismo está bien establecido, con planos y presupuestos, la siguiente etapa implica la planificación y gestión de todos los trabajos necesarios durante la obra: desde derribos hasta acabados finales, involucrando diversos especialistas como albañiles, fontaneros, electricistas y carpinteros.
Coordinar eficientemente estos equipos y adquirir los materiales en el momento adecuado son aspectos cruciales. Dada la complejidad del proceso, y para evitar imprevistos y desviaciones presupuestarias, siempre es recomendable buscar la orientación de un profesional que pueda diseñar el proyecto y supervisar su ejecución.
Tanto si éste es el caso como si se decide emprender las obras uno mismo, es aconsejable seguir los pasos que a continuación listamos y, además, hacerlo en ese mismo orden.
Permiso de obras
Para llevar a cabo mejoras de calado en una vivienda, casi siempre es necesario obtener una licencia o permiso de obras (mayores o menores, en función del tipo de intervención que se vaya a realizar). Se trata de un documento emitido por las autoridades municipales que permite la realización de trabajos de construcción sin miedo a tener que afrontar multas o imprevistos económicos.
Como decimos, el tipo de permiso requerido varía según la naturaleza de los trabajos y los requisitos establecidos por el Ayuntamiento local. La solicitud, en ocasiones, puede resultar confusa, ya que a veces se requiere una licencia especial y no tenerla podría suponer problemas con las autoridades. Por ello, precisamente, es aconsejable contar con la ayuda de un profesional que pueda proporcionar el necesario asesoramiento cualificado.
Mudanza inicial
Si, en el momento de afrontar las obras, se reside en el piso que se va a reformar o si el piso adquirido ya está amueblado, el primer paso consistirá en desocuparlo completamente (o, en el caso de una intervención parcial, hacer lo propio con las estancias afectadas). Para que las labores sean eficientes, es esencial una adecuada planificación y organización, por lo que se deben considerar varios aspectos:
- Momento adecuado para realizar la mudanza (hay que tener en cuenta tanto los aspectos personales como aquellos que, siendo ajenos, puedan afectar al proceso, como festividades o movilizaciones en las calles de la ciudad).
- Discriminar qué elementos se reutilizarán y cuáles serán desechados.
- Tiempos de desmontaje, embalaje, transporte y almacenamiento.
- Decidir si se llevará a cabo por cuenta propia o si se contratará a una empresa que se ajuste a las necesidades específicas.
Derribos
Esta etapa implica la demolición total o parcial de las estructuras, revestimientos, pavimentos, instalaciones, mobiliario, puertas, ventanas y sanitarios existentes en el interior de la vivienda que no se van a reutilizar. Para evitar colapsos no planificados, es crucial seguir rigurosamente las indicaciones de los planos técnicos y tomar medidas de refuerzo, como apuntalamientos y testigos. Los escombros generados durante la demolición deben ser almacenados en sacos o contenedores y transportados posteriormente a lugares designados. Además, para prevenir daños o molestias a personas cercanas o al entorno, es esencial implementar medidas preventivas, como protecciones y señalizaciones adecuadas.
Albañilería
En esta etapa se realizan diversos trabajos, siendo los más comunes en una reforma de piso y destacando aquellos que varían la configuración interna de los espacios y habitaciones (tabiques).
Destacamos los siguientes:
- Nivelar el suelo adecuadamente.
- Reemplazar estructuras dañadas.
- Realizar refuerzos estructurales.
- Construir tabiques.
- Realizar aberturas y huecos en las paredes.
- Preparar los huecos por donde pasan los tubos y cables de las instalaciones (rozas).
- Instalar cajetines para enchufes e interruptores.
- Colocar premarcos de puertas y ventanas.
Instalaciones
En esta etapa del proceso de reforma, se lleva a cabo la preparación meticulosa de todas las instalaciones previstas para la vivienda. Entre otros, habrá que replantear los posibles cambios que sea necesario acometer en las tuberías de agua (esenciales para el suministro de agua potable y el drenaje de aguas residuales). Además, habrá que considerar los sistemas de calefacción y aire acondicionado para mantener una temperatura confortable en todas las estaciones del año, y la posibilidad de implementar un sistema de ventilación para asegurar la calidad del aire interior.
En cuanto al sistema eléctrico, se reconsiderará la distribución de energía eléctrica hasta la conexión de dispositivos y electrodomésticos. Se establecerán, también, las conexiones necesarias para servicios de telecomunicaciones (telefonía e internet) y los sistemas de seguridad que protejan tanto la vivienda como a sus ocupantes.
Por último, deberán valorarse los conductos de gas, asegurando su correcta disposición y cumplimiento de las normativas de seguridad pertinentes. Aquí debemos subrayar con insistencia la necesidad de que todos estos trabajos sean realizados por instaladores autorizados, que deben demostrar su homologación, conocimiento y cumplimiento de las regulaciones de seguridad vigentes para garantizar la integridad de las instalaciones y la seguridad de los habitantes del hogar.
Revestimientos y pavimentos
Una vez finalizadas todas las obras de las instalaciones, se procede a realizar el revestimiento y enlucido de las superficies que se han ejecutado en la fase de albañilería y que, casi siempre, han sido llevadas a cabo en ladrillo o en materiales toscos (bloque de hormigón, termoarcilla…).
Tras aplicar la capa de yeso, se procede a proteger y embellecer todas las superficies, ya sean paredes, suelos o techos, mediante la aplicación de una capa de material que actuará como acabado final. En este sentido, existen numerosas opciones a elegir y combinar, como cerámica, madera, porcelánicos o papeles pintados, entre otros, así como una amplia gama de colores y diseños.
Como se mencionó anteriormente, para evitar contratiempos y gastos adicionales, se recomienda realizar un proyecto de interiorismo con anticipación para definir de manera adecuada los materiales y acabados necesarios para llevar a cabo la obra; y, sobre todo, contar con los conocimientos (o el asesoramiento) necesarios, ya que un buen material mal aplicado o ejecutado con los productos incorrectos generará un resultado muy deficiente.
Pladur y tabiques prefabricados
Se dividen principalmente en dos trabajos distintos:
- Techos y superficies horizontales. Se incluye la colocación de falsos techos utilizando placas de cartón-yeso (o similar) con una estructura resistente de acero galvanizado, seguida del proceso de empastado de las juntas. Esta alternativa suele ser más económica en comparación con la rehabilitación convencional del techo. Además de su coste reducido, presenta otras ventajas, como la capacidad de ocultar irregularidades y defectos en los techos, facilitar la instalación de diversos tipos de iluminación, esconder cables y conductos de instalaciones, permitir la creación de diferentes formas o niveles, y la posibilidad de añadir aislamiento térmico.
- Particiones verticales y mobiliario de Pladur. Las placas de Pladur también se utilizan para construir tabiques en lugar de utilizar ladrillos; de hecho, en muchas ocasiones es una opción mucho más rentable. En caso de requerirse esta alternativa, este trabajo se llevaría a cabo después de completar la fase de demolición, pero una vez colocado las solerías de los pavimentos. Lo mismo ocurrirá con las estanterías o posibles muebles hechos con cartón-yeso.
Aluminios y elementos practicables
Este trabajo implica el suministro e instalación de todos los elementos fabricados con estructuras de aluminio (y demás metales como acero galvanizado) y aquellos otros utilizados para permitir el paso entre estancias o en comunicación con el exterior.
Se incluyen:
- Puertas.
- Ventanas.
- Cristaleras.
- Balcones.
- Barandillas.
- Persianas.
- Mosquiteras.
- Rejas.
Carpintería y ebanistería y mobiliario fijo
Se trata del suministro e instalación de puertas y ventanas de madera, tanto para interiores como para exteriores, así como de mobiliario a medida, como armarios empotrados, estanterías, muebles lacados y cabeceros de cama. También se abarcan las labores relacionadas con la restauración de cualquier superficie de madera.
Ojo, no debemos equivocarnos en este caso, ya que los trabajos de carpintería asociados con la instalación de parqué, tarimas y revestimientos de madera en techos y paredes se incluirían en la fase de revestimientos y pavimentos mencionada anteriormente.
Equipamientos
Una vez alcanzado este punto, la obra está cercana a su fin, por lo que es el momento de equipar cada una de las estancias de la vivienda.
Entre otras posibilidades, destacamos:
- En la cocina, se procede con el suministro y colocación del mobiliario: la encimera, el fregadero, los electrodomésticos o la grifería, entre otros elementos.
- En los baños, se realiza la instalación de los sanitarios, el plato de ducha o bañera, la mampara, el mueble de baño y la grifería.
Pintura y acabados
Para asegurar un acabado de pintura de alta calidad, es esencial abordar las superficies de manera adecuada desde el principio. En una primera etapa, es necesario identificar y corregir cualquier irregularidad presente en las superficies. Esto puede implicar el relleno de grietas, la reparación de imperfecciones y el alisado de superficies rugosas o desiguales.
Además, durante el proceso, se deben tomar precauciones para proteger las áreas circundantes. Esto incluye el uso de cinta adhesiva y plásticos protectores para cubrir marcos de puertas y ventanas, zócalos, muebles y otros objetos que puedan ser susceptibles a manchas de pintura.
En cuanto a la aplicación de la pintura en sí misma, se recomienda la aplicación de, al menos, dos capas para lograr una cobertura uniforme y duradera. La primera actúa como una base que sella la superficie y proporciona una adhesión adecuada para la capa final. La segunda permite obtener un color más intenso y uniforme, así como una mayor resistencia a la abrasión y al desgaste.
Limpieza
Se refiere a la etapa de limpieza final después de completar la obra. Al finalizar la reforma, es común encontrar que todos los espacios y rincones están cubiertos de polvo, manchas y restos de cemento o pintura, entre otros residuos. Por lo tanto, resulta fundamental contar con un equipo profesional que realice una limpieza exhaustiva utilizando maquinaria y productos especializados para dejar el lugar en óptimas condiciones. En el caso de que se decida no recurrir a personal experto, habrá que dotarse de paciencia y tiempo para lograr unos resultados aceptables.
Mudanza final
Después de completar la limpieza, llega el momento de restablecer todos los elementos que se habían guardado previamente y de aquellos que se hayan adquirido expresamente (muebles, electrodomésticos, accesorios decorativos, utensilios de cocina y ropa) y ubicarlos en su lugar correspondiente.
Cuánto suele durar una reforma
Determinar la duración exacta de una reforma no es sencillo, ya que está sujeta a diversos factores, muchos de los cuales están fuera de nuestro control.
Sin embargo, es posible establecer estimaciones aproximadas que pueden servir como referencia para distintos tipos de reformas:
- Para una reforma completa, que implica reparar elementos estructurales, instalaciones y acabados, el proceso suele extenderse alrededor de 6 meses en viviendas de entre 80 y 100 m².
- En el caso de una reforma integral que no involucre cambios, restauraciones o modificaciones de elementos estructurales o singulares, el tiempo estimado suele situarse entre 3 y 4 meses.
- Una reforma de cocina, que se limita al cambio de mobiliario y revestimientos, puede completarse en tan solo 10 días. No obstante, si se requiere renovar instalaciones o realizar modificaciones en techos, puertas, suelos y mobiliario, el proceso puede extenderse entre dos y tres semanas.
- Respecto a la reforma de un baño, si no se necesitan intervenciones en las instalaciones existentes, el proceso puede llevar alrededor de una semana. No obstante, si se requiere renovar o sustituir las instalaciones, así como cambiar la disposición de puntos de agua, este tiempo puede duplicarse.
De cara a entender estos tiempos, debe tenerse en cuenta algunas de las partidas anteriormente mencionadas pueden implicar varias semanas de trabajo:
- Demolición: entre 1 y 2 semanas
- Instalación de techos: 1 semana
- Instalación de suelos: 1 semana
- Instalación eléctrica: 2 semanas
- Trabajos de fontanería: 2 semanas
- Pintar la vivienda: 2 semanas