Las obras que un inquilino puede hacer dentro de una vivienda de alquiler, normalmente, son aquellas de poco calado y que no modifican, en exceso, la distribución de la misma. Eliminar un armario empotrado, por ejemplo, sería una intervención que podría generar cierta ambigüedad y controversia, por lo que, de quererse llevar a cabo, habría que consultar con el casero, si se autoriza la intervención o no; quizá, incluso, en el caso de que el cambio revierta en una mejor del piso, negociar con el arrendador una rebaja en el alquiler a cambio de asumir la obra. Tanto en un caso como en otro, antes de emprender una tarea así, conviene hacer números para calcular cuál será importe a desembolsar y, sabiendo esto, valorar si merece o no la pena llevar a cabo la reforma.
Cuánto espacio se gana por tirar un armario empotrado
Uno de los principales motivos por los que un inquilino se plantea tirar un armario empotrado es la necesidad de ganar espacio adicional en una habitación. Por lo tanto, despejar una pared o uno de los quiebros de la estancia a fin de aprovecharlo para otros usos, será sólo razonable si la superficie liberada es considerable.
Debemos decir que los armarios empotrados tienen una profundidad normalizada. Esto quiere decir que existe un valor mínimo que todo armario deberá respetar: 60 centímetros. La razón de este número no es arbitraria ni caprichosa, sino que responde al tamaño que tienen las perchas y los elementos de cuelgue (en torno a 45 centímetros) y a la distancia de separación lógica que se atribuye a cada lateral del mueble con respecto a las estos (unos 7 u 8 centímetros). Evidentemente, se trata de un valor orientativo, que puede ser mayor o algo menor.
Por tanto, lo primero que hemos de tener claro es que, por regla general, el aumento de metros cuadrados que se conseguirá al eliminar un armario empotrado no será sustancial (para ganar un metro en superficie, por ejemplo, el largo del armario habrá de ser de 2 metros lineales). Habrá, pues, que valorar si merece o no la pena la modificación ya que, en estancias grandes, puede ser poco útil, pero en las más pequeñas sí puede traducirse en una mayor sensación de apertura y amplitud.
Por último, sí es importante subrayar que, al eliminar el armario empotrado, también estaremos perdiendo una parte considerable de nuestra capacidad de almacenamiento. Por lo que habrá que buscar un nuevo lugar en que organizar y conservar las pertenencias que, ahora, deberán ocupar otro lugar en la casa.
¿Vale la pena tirar un armario empotrado?
Como acabamos de apuntar, la respuesta a esta pregunta nunca será única, sino que habrá que considerar, en cada caso, las necesidades y objetivos personales de los habitantes de la vivienda y las características concretas de la habitación a reformar. A continuación, indicamos los motivos más comunes que justifican eliminar un armario empotrado.
Ganar espacio adicional
Sin duda, si algo mueve a una persona a deshacerse de un elemento que, por norma general, se considera como ventaja dentro de una estancia, será la sensación de que esta está abarrotada y es necesario más espacio para vivir cómodamente. Como decíamos antes, en una habitación pequeña, el problema no siempre reside en la superficie efectiva que se gana, sino en la sensación de amplitud en que se traduce.
Por ejemplo, si un cuarto es sensiblemente vertical, porque las paredes son altas pero poco largas, al entrar en él se genera una percepción de tubo. Es decir, nos sentimos ahogados, como si hubiéramos entrado en un espacio estrecho, tipo ascensor. Quizá con sólo eliminar el armario, esa verticalidad se diluya, no percibamos las paredes tan próximas entre sí y la estancia parezca más calmada y menos tensa.
Del mismo modo, incluso aunque el espacio liberado se use para almacenar libros, por ejemplo, el hecho de no tener una superficie continua que vaya de suelo a techo, sino que sea sustituida por un elemento salpicado de llenos y vacíos, también hará que el ambiente resulte menos cargado y agobiante.
Renovación de la habitación
Cuando, por el motivo que sea, se plantea cambiar de uso una habitación, puede darse el caso de que el armario empotrado que existía en esta deje de ser útil. Es posible que la estancia que antes era un dormitorio ahora se transforme en una sala de estar y que un elemento de almacenamiento, por tanto, no tenga utilidad real.
Del mismo modo, a veces, cuando modificar el estilo de una habitación, pero no su uso, también podemos concluir que el armario que teníamos carece de sentido. Quizá, ahora, la colección de libros que permanecía oculta tras las puertas de un armario empotrado la queramos exhibir. O puede que nos hayamos decantado por alguna de esas tendencias contemporáneas que abogan por no esconder las prendas de vestir y, en su lugar, disponer sólo rieles en los dormitorios colgando en ellos pantalones, chaquetas y camisas que permanecen a la vista de todos.
Cuánto se tarda en quitar un armario empotrado
Antes de entrar en los detalles relativos a la eliminación material en sí, es imprescindible recordar que una intervención de este tipo es considerada, al no afectar a la estructura ni a la configuración general de la vivienda, como obra menor. Por lo tanto, rara vez necesita de proyecto técnico que la sustente, sino que puede ser gestionada directamente por la empresa encargada de la reforma y sólo habrá que notificar al consistorio correspondiente el tiempo que tardará en estar finalizada. Este, habitualmente, dará respuesta favorable en unos 15 días como máximo.
En lo que respecta a la obra en sí, aunque se trata de una intervención de poco calado, dar un tiempo único como aquel necesario para eliminar completamente un armario empotrado es complicado. Esto dependerá del tamaño del mismo, de la disposición concreta de la habitación, de la ubicación del propio armario y los materiales con que esté construido y con lo que quiera que encontremos al retirarlo. No obstante, en general, diremos que rara vez se tarda más de una semana en realizar todas las obras.
A modo de resumen, es importante tener claro que los siguientes pasos siempre estarán presentes en la reforma y que, como apuntamos, en función de la complejidad de cada uno, el tiempo se extenderá o se acortará:
- Despejar el armario. Retirar todos los objetos y pertenencias almacenados.
- Desmontaje. En esencia, se trata de eliminar los paneles de madera, estantes, rieles y otros componentes.
- Reparaciones de la nueva pared. Puede incluir, entre otros, el relleno de agujeros y la reparación de daños.
- Pintura y acabado de la nueva pared.
Qué hay detrás de un armario empotrado
Con frecuencia, lo que se encuentra detrás de un armario empotrado se convierte en toda una sorpresa. Y la razón es sencilla: muchas veces se aprovechan los espacios más incómodos de una vivienda para ubicar en ellos los lugares de almacenamiento. Por ejemplo, una pared que tenga un pilar sobresaliendo estéticamente es poco atractiva, por lo que es la zona más adecuada para colocar un armario empotrado. Al hacerlo, en un sólo gesto estaremos, por un lado, consiguiendo un mueble en el que almacenar ropa o trastos viejos y, por otro, habremos eliminado el incordio de un pilar que arruinaba la estética de una habitación.
Pero no sólo puede darse esta situación, en muchos casos, lo que vamos a encontrar será, simplemente, una pared vacía. Tanto que, dado que iba a estar cubierta por el fondo del armario, ni siquiera de ha enlucido y se revela como un paramento de ladrillo visto que habrá que recubrir adecuadamente.
Por último, también podemos encontrar elementos relativos a las instalaciones eléctricas o tuberías y bajantes de fontanería o saneamiento, que bien pueden estar a la vista o insertos dentro de un paso de canalizaciones (que para el ojo poco experto puede confundirse con un pilar).
Por lo tanto, dada la casuística variada, es esencial tener en cuenta estos elementos antes de eliminar el armario, ya que podrían requerir modificaciones o reubicación. Así pues, aconsejable estudiar bien la planimetría de la vivienda y, si carecemos de experiencia en este tipo de trabajos, recurrir, siempre, al asesoramiento técnico de profesionales.