Al igual que el baño, la cocina es uno de los espacios más cruciales en un piso de alquiler. El ascensor, el tipo de calefacción, el número de habitaciones… poco importa si la cocina no está equipada como es debido o si esta se encuentra en un estado claramente obsoleto o incluso defectuoso. Nadie quiere vivir en un piso con una cocina en la que conviven azulejos con cenefas de frutas y décadas de suciedad.
Por eso, si eres propietario de un piso de alquiler, puede tener sentido que te plantees una posible reforma o actualización de la cocina. No solo porque esta aumentará el interés en tu inmueble, sino porque también te aportará un extra de tranquilidad y estabilidad facilitado por lo que supone reformar un elemento clave de la vivienda. No en vano la renovación de la cocina es una de las mejores inversiones que uno puede hacer en un inmueble, sobre todo si esta se hace con cabeza y con materiales de calidad.
Ahora bien, dado que hablamos de pisos de alquiler, es normal que existan dudas acerca de cuándo merece o no la pena abordar esa reforma. A fin de cuentas hay muchísimos condicionantes que pueden afectar a la decisión. Así pues, vamos a ver en detalle qué cosas, sí o sí, debemos tener en cuenta. ¡Al lío!
Cuánto influye la cocina en el precio del alquiler
Tal y como comentamos, la cocina es un elemento decisivo en una vivienda de alquiler. Dependiendo un poco de su equipamiento, diseño y nivel de actualización puede influir notablemente en la renta a cobrar por el inmueble. Justo por eso interesa hacer bien los cálculos a la hora de acometer su reforma: unas veces será más interesante gastar un pelín más en la cocina y otras en cambio no merecerá la pena.
Para que te haga una idea, Idealista calcula que una vivienda reformada se revaloriza en un 24% de media (en Madrid y Barcelona este porcentaje crece). Lógicamente reformar solo la cocina no hará que la vivienda se revalorice tanto, pero sí que, fácilmente, aumentará su valor entre un 10 y un 15%.
En el caso de un piso de alquiler, la reforma de la cocina puede incrementar la mensualidad de renta en, como mínimo, un 5%. A esta cifra le añadiríamos también una considerable disminución del riesgo de averías y reparaciones: una reforma que incluya cambios en el equipamiento y la fontanería siempre es una buena inversión.
Tampoco podemos obviar que un lavado de cara de la cocina hará que el piso en general sea mucho más atractivo para los inquilinos ayudando a que este se alquile en menos tiempo. Es un hecho que esos pisos con cocinas de diseño llaman mucho más la atención en el escaparate de las inmobiliarias o las webs de compraventa y alquiler.
Quién paga la reforma de la cocina en un piso de alquiler
En lo que al pago respecta, de forma general siempre será el arrendador quien haga frente a los gastos de la reforma de la cocina, al fin y al cabo esta afectará directamente al valor del inmueble (obra de mejora). De la misma manera, también puede darse la situación de que se requiera reformar la cocina para garantizar el mínimo de habitabilidad que exige la ley, otra situación más que es 100% responsabilidad del arrendador (obra de conservación).
Ahora bien, puede suceder que la reforma de la cocina se haga con el piso ya alquilado. Esta es una casuística en la que puede haber dos supuestos:
Reformar la cocina «a espaldas» del inquilino (el arrendador es el responsable)
Se trata de uno de los casos más habituales: la reforma de la cocina es inaplazable y la obra se realiza con el inquilino habitando el inmueble. Lógicamente, esta reforma siempre parte del arrendador, quien se hará cargo de la obra al 100%, independientemente de si esta es de mejora o de conservación.
En este supuesto el inquilino está obligado a convivir con la reforma siempre y cuando esta no se extienda más allá de los 20 días. Solo en caso de que la vivienda sea inhabitable por culpa de la reforma es cuando podrá haber una reclamación por parte del inquilino. Si tienes dudas sobre el tema te recomendamos que leas nuestro artículo sobre la indemnización por obras al inquilino, en él abordamos varios supuestos de interés.
Igualmente, en caso de que siendo arrendador quieras reformar la cocina de tu piso de alquiler con el inquilino dentro, siempre puedes plantearle una rebaja de la renta para que colabore con la misma (por ejemplo abriendo la puerta a los obreros) y renuncie a exigir una posible indemnización.
Por otro lado, en caso de que seas inquilino y tu arrendador quiera reformar la cocina, puedes intentar negociar una bajada de la renta de manera amistosa aludiendo, por ejemplo, a las molestias del ruido y el polvo provocados por las obras. Eso sí, ten en cuenta que si el casero mejora el piso y llevas más de cinco años en él, este tiene derecho a aplicarte una subida en el alquiler.
Reformar la cocina a cambio de una rebaja en el alquiler (el arrendatario es el responsable)
A veces, en esos contratos de alquiler de más larga duración, la idea de reformar la cocina surge del arrendatario. En esos casos, y siempre y cuando la cocina cumpla con los mínimos, el arrendador no tiene porque hacerse responsable de la reforma.
Justo por eso, negociar una bajada de alquiler a cambio de una reforma no es algo nuevo. Hay casos en los que incluso se llega al alquiler gratis gracias a la reforma. Ahora bien, hay que indicar que este tipo de pacto debe ser acordado por ambas partes, a ser posible incluso en el propio contrato de alquiler. Sobre este acuerdo, decir que la propia Ley de Arrendamientos Urbanos reconoce este tipo de intercambios.
5. En los contratos de arrendamiento podrá acordarse libremente por las partes que, durante un plazo determinado, la obligación del pago de la renta pueda reemplazarse total o parcialmente por el compromiso del arrendatario de reformar o rehabilitar el inmueble en los términos y condiciones pactadas. Al finalizar el arrendamiento, el arrendatario no podrá pedir en ningún caso compensación adicional por el coste de las obras realizadas en el inmueble. El incumplimiento por parte del arrendatario de la realización de las obras en los términos y condiciones pactadas podrá ser causa de resolución del contrato de arrendamiento y resultará aplicable lo dispuesto en el apartado 2 del artículo 23.
Si eres inquilino y estás pensando en hacerte cargo de la reforma, lo mejor es hablar las cosas y, a ser posible, dejar todo por escrito antes de iniciar el proceso de reforma.
Cuánto tiempo se tarda en reformar una cocina
No hay un plazo fijo pero lo normal es que una cocina al completo pueda reformarse entre una y seis semanas. Por descontado este intervalo de tiempo variará enormemente en función de las obras o actualizaciones a realizar así como del tamaño y la equipamiento de la cocina.
Este es el tiempo aproximado que lleva reformar cada elemento de la cocina:
- Desmontar y retirar el mobiliario (encimera y armarios): un día.
- Picar todo el azulejo y retirar los escombros: de tres a cinco días en función de los metros cuadrados de baldosa y azulejo.
- Alicatado de paredes y suelo: de tres a cinco días dependiendo del tamaño de la superficie.
- Fontanería: un día para instalación de grifos, lavadora o lavavajillas y hasta una semana para cambios de tuberías.
- Electricidad: entre uno y dos días en función de la complejidad de la instalación.
- Instalación de suelo de tarima: un día.
- Montaje e instalación de electrodomésticos: un día.
- Pintura: de tres a cinco días dependiendo de la superficie a pintar.
- Carpintería y aluminio: entre dos y tres días.
Lógicamente, una buena planificación y organización ayudarán a acortar estos tiempos: si no hay que reformar mucho y además das con una empresa que trabaje bien, es posible reformar una cocina por completo en dos semanas o menos.
Cómo reformar una cocina por poco dinero y sin obras
A la hora de hacer una reforma buena, bonita y barata lo fundamental qué es lo que se quiere y dónde queremos invertir nuestro dinero. Después, es cuestión de organizarse y pedir presupuesto a como mínimo tres empresas de reformas diferentes.
A partir de ahí, ¿dónde están las claves para reformar una cocina con poco dinero? Lo cierto es que no hay una fórmula secreta: todo depende del estado de la cocina y del enfoque que queramos darle a la reforma. En ocasiones será suficiente con una mano de pintura y un cambio en el mobiliario y otras en cambio tocará meterse en obra. Nuestro consejo es que antes de tomar cualquier decisión te informes debidamente y valores qué cambios realmente necesitas, a fin de cuentas hasta con un presupuesto ajustado pueden lograrse avances interesantes.
A continuación te dejamos algunas ideas para que reformes tu cocina por poco dinero y sin necesidad de obras:
- Pintar de blanco un techo amarillento.
- Pintar los azulejos con un esmalte especial (la venden incluso en Amazon).
- Instalar un suelo laminado sobre las viejas baldosas (puedes hacerlo tú mismo y no te costará más de 200 o 300 euros). También puedes usar una loseta vinílica.
- Pintar las puertas de los armarios.
- Cambiar los fluorescentes por un plafón LED.
- Probar con un vinilo de pared especial para la cocina.
- Eliminar la cenefa de la cocina es algo que puedes hacer muy fácilmente y sin necesidad obras.
- Experimentar con un papel pintado colorido o con algún estampado llamativo.
- Decorar la pared con unos marcos o añadir plantas a esos rincones más problemáticos.
- Cambiar el grifo por uno de aspecto más moderno (en Leroy Merlin tienes cientos de opciones).
- Colocar un estor para tapar esas ventanas más avejentadas.
- Cambiar los tiradores de cajones y armarios es una idea muy poderosa para decorar un piso de alquiler antiguo.
- Si puedes permitírtelo, el cambio más profundo que puedes hacer pasa por la encimera. Reemplázala y verás como tu cocina cambia de aspecto radicalmente.