Con el boom generado por el surgir de algunos nuevos conceptos con el desahucio express de inquilinos o la desocupación en 48 horas es habitual ver en los medios que se utilizan los términos ocupa y okupa como si definieran una misma situación. Sin embargo, la realidad es bien distinta, porque, aunque representan una misma acción, sus motivaciones pueden no ser las mismas.
Qué son un ocupa y un okupa
Pese a que representan situaciones distintas, con frecuencia ambos términos se confunden, de manera que se suelen emplear de manera indistinta, como si de sinónimos se tratase, para referirse a cualquier acto en el que una persona que no es dueña de una propiedad hace uso de ella. De hecho, no es infrecuente la idea extendida de que el término ocupa es sólo la forma correcta de escribir okupa. Sin embargo, como veremos, no son la misma cosa.
Lo primero que debemos decir es que el acto de ocupación, si bien representa el hecho de de hacer uso de una propiedad que no es propia de la persona que accede a ella (ni cuenta con derecho de uso o cesión, claro), carece de cualquier tipo de requerimiento ideológico que la respalde. Simplemente se lleva a cabo por una necesidad, que puede estar más o menos justificada, pero que no pretende reivindicar ningún tipo de acción política ni ambicionar mejorar un entorno social o urbanístico de una determinada ciudad.
En términos sencillos, un ocupa sería una persona que, teniendo necesidad de vivienda, y pudiendo o no permitirse pagar por una, decide invadir un inmueble que no le pertenece sin abonar nada a cambio. Obviamente, puede ser, también, el caso de un inquilino que deja de pagar la renta y, por lo tanto, se convierte en ocupa.
Por el contrario, la Okupación es un movimiento social y político y, como tal, se asienta en una ideología propia. Esta, en esencia, es heredera de los movimientos antisistema y anarquistas que comenzaron a cuestionarse la propiedad privada como un derecho indiscutible. Surgió a finales de los años sesenta en distintas grandes ciudades europeas como Londres, Amsterdam o Copenhague y se expandió en España a parir de la década de los ochenta.
Qué mueve a actuar a un okupa
Como decimos, mientras que el ocupa busca satisfacer una necesidad propia y, normalmente individual, el okupa actúa como representante de un movimiento sociopolítico y, por tanto, suele hacerlo desde la colectividad; es decir, un ocupa actúa individualmente (o, como mucho, junto con sus familiares) mientras que el okupa lo hace como agrupación relativamente organizada.
En esencia, los okupas suelen actuar sobre edificios públicos o privados abandonados con la intención de darle un uso social. La idea que persiguen estas colectividades influidas por las tradiciones anarquistas y socialistas, es la de entrar tanto en inmuebles residenciales como en locales desocupados para utilizarlos con un doble uso: viviendas y centros sociales y culturales.
Además, su acción no es una mera actuación mundana que pretenda satisfacer el anhelo de vivienda, sino que ambicionar tener un impacto mayor que, normalmente, nace de una triple intención:
- Denunciar las dificultades de acceso a vivienda que enfrenta una gran parte de la población, jóvenes, inmigrantes y personas en situación de vulnerabilidad, en su mayoría, a los que no se les puede garantizar el principio constitucional, también extendido, del derecho a una vivienda digna.
- Cuestionar la ideología capitalista y liberal que consideraba la propiedad privada y la herencia como ejes vertebradores de la sociedades occidentales. En este sentido, defienden que la ciudad pertenece a la colectividad de su habitantes y, por tanto, cuestionan el hecho de que una misma persona pueda tener varios pisos o casas, de forma que, algunos de ellos, estén deshabitados permanentemente o sin ningún tipo de cuidado y uso. Además, son especialmente críticos cuando estos inmuebles o locales son propiedad del ayuntamiento o la Comunidad Autónoma.
- Experimentar con nuevas formas de habitar que pongan en el centro del debate la institución de la familia como forma única de concebir la vida en comunidad y que, por lo tanto, planteen alternativas habitacionales más acordes a los tiempos actuales.
Conceptos clave: allanamiento de morada y usurpación
Por último, debemos mencionar dos definiciones clave que pueden derivar en que tanto el acto de ocupación como el de okupación sean o no considerados un delito.
Por un lado, la usurpación es un delito penal que que consiste en despojar total o parcialmente a una persona de la posesión o tenencia de algo, ya sea mediante violencia, amenazas, engaños o abuso de confianza. Este acto puede ocurrir al invadir una propiedad, quedarse en ella o expulsar a quienes la ocupaban previamente.
Por otro lado, se considera que se está cometiendo un allanamiento de morada (también conocido como violación de domicilio o invasión de casa) al entrar en el domicilio o local de una persona sin su consentimiento o al permanecer en él contra su voluntad.
Como vemos, el primero de ellos suele requerir del uso de la violencia o la coacción mientras que el segundo simplemente implica no tener la autorización del propietario y no tiene por qué perdurar en el tiempo (por ejemplo, para cometer un robo en una vivienda normalmente hay que allanarla).
Como decíamos, si la ocupación u okupación se realiza sin que se produzca ninguno de estos casos (por ejemplo, donde se accede es a un local abandonado y que nadie reclama), no se estaría cometiendo delito alguno. De ahí que, con frecuencia, en algunas ciudades existan casas okupa que funcionan sin poder hacer la policía nada por desalojar a sus ocupantes.