Vivir en pisos compartidos alquilando habitaciones es una práctica cada vez más común. Personas que pasan mucho tiempo fuera de casa no quieren tener que abonar el importe de un piso completo cuando sólo necesitan un lugar en que descansar y dormir. No obstante, sigue siendo una práctica minoritaria y que genera dudas. Entre las incógnitas que suelen asaltar a los inquilinos destaca la de saber si pueden ser desalojados de su habitación y en qué términos. Sin embargo, existe otra que, quizá, sea tan preocupante como esta: ¿qué ocurre cuando se descubre que el alquiler es ilegal? ¿Cómo denunciarlo?
Qué es un contrato ilegal de habitaciones
Existen distintas situaciones por las que se puede entender que el contrato que se ha establecido entre las partes, es ilegal. Una de las más habituales será aquella en la que entre las cláusulas se incluyan acciones o supuestos que vayan contra ley. Por ejemplo, si un casero incluye un apartado en el que se indica que podrá acceder libremente a los espacios alquilados (no a los comunes, sino a las habitaciones particulares de cada inquilino), se estará atentando contra el artículo 18 de la Constitución Española, relativo a la inviolabilidad del domicilio, y, por lo tanto, por más que el contrato hubiera sido firmado por ambas partes, carecería de validez.
Igualmente, si los espacios alquilados no satisfacen los mínimos exigibles en aspectos de higiene, salud y seguridad que hagan de la vivienda un entorno habitable, el alquiler podría ser considerado ilegal. Lo mismo sucederá cuando el inmueble carezca de la cédula de habitabilidad exigible o cuando no puedan contratarse, por deficiencias en el inmueble, los necesarios suministros de agua, luz o gas.
Asimismo, el subarriendo de una habitación o espacio de la vivienda sólo es posible si así lo autoriza el propietario (artículo 8 de la Ley de Arrendamientos Urbanos). Por lo tanto, en el caso de que un arrendatario decida realquilar una habitación, ya sea puntualmente o de forma indefinida, si no goza con la aprobación de su arrendador, estará procediendo de manera ilegal y, por tanto, el alquiler podrá ser denunciado.
Por último, existe un último supuesto a tener en consideración: cuando el alquiler no se declara y los ingresos que se perciben por las rentas no aparecen en el resumen anual de IRPF. Este caso de fraude fiscal y cobro en negro de las mensualidades, de nuevo, será un alquiler ilegal.
Cómo denunciar, paso a paso, un contrato ilegal de habitaciones
Denunciar un acto ilegal en el mercado inmobiliario del alquiler puede ser complejo y no siempre fácil. Se trata de un procedimiento, a veces, tedioso, para el que habrá que estar armado de paciencia. Los pasos a seguir serán siempre los siguientes.
Investigar y recopilar pruebas
En realidad, aunque este punto puede parecer algo extraño, es el más sencillo de todos. Se trata, en esencia, de ser consciente de que se está cometiendo una ilegalidad que atenta contra el arrendatario. Cualquier tipo de prueba o argumento registral que se puede localizar y guardar será una herramienta crucial a la hora de poder avanzar en el proceso de la denuncia.
Por ejemplo, en los casos antes mencionados, si se ha firmado un contrato que incluye una cláusula que atente contra la legalidad vigente, bastará con presentar una copia de este. En el caso de que se haya cerrado el acuerdo mediante un contrato verbal, siempre pueden existir conversaciones de WhatsApp o audios de voz en que el casero proponga una cláusula abusiva.
Del mismo modo, contar con testimonios de vecinos que, por ejemplo, certifiquen que el propietario ha accedido a la vivienda sin permiso o que ha hecho lo propio con una de las habitaciones privadas, puede ser clave en el futuro.
Comunicar a las autoridades locales
Una vez se esté convencido de que el alquiler, por un motivo concreto, puede considerarse ilegal, es el momento de poner la situación en conocimiento de las autoridades que corresponda. Por ejemplo, si la falta a ley radica en cuestiones económicas, seguramente corresponda notificar la situación a la Agencia Tributaria, que incluye un apartado en su web a tal efecto.
Si el problema es que se se están exigiendo cláusulas que van contra lo establecido en la ley, habrá de notificarse a la correspondiente oficina de vivienda de la Junta Autonómica correspondiente. Oficina en la que, por supuesto, el arrendamiento (por regla general, el alquiler e habitaciones no se considera como tal) deberá estar registrado, ya que, de no haberse hecho, una vez más, éste será ilegal.
Lo mismo ocurre en el caso de que la vivienda no sea salubre o que, directamente, su integridad no esté totalmente garantizada. La oficina de vivienda autonómica o local serán a las que se deberá acudir a interponer la denuncia.
Considerar la posibilidad de denuncia anónima
Si se temen represalias por parte del propietario o de los inquilinos involucrados en el alquiler ilegal, en determinados casos (los relativos a la fiscalidad), existe la posibilidad de realizar una denuncia anónima. Así, aunque realmente el problema seguirá concerniendo al inquilino, este no se verá tan directamente implicado como causante de él.
Cooperar con las autoridades
Lo habitual, al interponer la denuncia, es que se abra un proceso de investigación que puede tomar su tiempo. A lo largo de este, si no se ha recurrido a un procedimiento anónimo, al denunciante es común que se le solicite estrecha colaboración: aportar pruebas, testigos o testimonios que puedan reforzar su reclamación. Por lo tanto, mantener una comunicación abierta para asegurarse de que se lleve a cabo una investigación exhaustiva será vital.
Buscar asesoramiento legal
Para poder realizar una denuncia y gozar de cierta tranquilidad mientras esta se resuelve, es fundamental conocer los derechos que amparan al denunciante (el inquilino, en este caso). Este está protegido por la ley y no podrá ser desalojado de manera inmediata sin un proceso legal que así lo obligue. Aun así, lo recomendable es contar con los servicios de asesoría de un abogado o una organización de vivienda o de consumo para buscar todas las respuestas que puedan suscitarse durante el proceso de denuncia. En este sentido, existen infinidad de organizaciones y plataformas que, gratuitamente, ofrecen asesoramiento a inquilinos.
Mantener la confidencialidad
Obviamente, si se ha realizado una denuncia anónima, lo razonable es asegurarse de mantener la confidencialidad durante todo el proceso para garantizar la propia seguridad y tranquilidad. Sería poco inteligente realizar una denuncia sin identificarse, pero, por contra, comentar en determinados círculos que se ha hecho. E, igualmente, aunque no se haya recurrido al anonimato, ser cautos, discretos y confidenciales con el proceso abierto será siempre la mejor manera de proceder.
Ser pacientes durante el proceso
Es importante recordar que el proceso de denuncia puede llevar tiempo, ya que las autoridades han de llevar a cabo una investigación adecuada y seria. Por tanto, es necesario ser paciente y seguir el proceso hasta que se resuelva. No hay que olvidar que la denuncia interpuesta no sólo solventará el caso concreto del afectado, sino que contribuirá a la lucha contra el alquiler ilegal de habitaciones y la promoción de viviendas seguras y legales para todos.
¿Puede el inquilino tener problemas si alquila una habitación sin contrato?
No, ya que, escrito o no, siempre existe un acuerdo entre las partes; o, dicho de otra manera, siempre hay un contrato, aunque sólo sea oral. Además, es necesario recordar que el alquiler de habitaciones no está sujeto a las regulaciones de la Ley de Arrendamientos Urbanos, por lo que la libertad para establecer los términos y cláusulas es mucho mayor que en un arrendamiento convencional. Eso sí, también en el alquiler de habitaciones es imperativo que no se contradigan en ningún aspecto con lo estipulado en el Código Civil.
Sin embargo, aunque, como decimos, es factible ser inquilino de una habitación a través de un acuerdo verbal, lo sensato siempre será documentar los términos en un documento escrito. Sólo de esta manera, tanto el inquilino como el propietario estarán plenamente informados sobre las condiciones a las que deben ceñirse en todo momento, lo que proporcionará claridad acerca de las expectativas y derechos de ambas partes.
Qué pasa si denuncias a tu casero
Evidentemente, denunciar a la persona en cuya casa residimos no es lo más aconsejable. Sin embargo, a veces no queda más remedio. Si la privacidad se ve vulnerada, si no cumple con sus obligaciones como parte, no devuelve la fianza o la habitación no está en condiciones, y, pese ha haber tratado de solucionarlo pacíficamente, la situación no prospera, es posible que haya que denunciar.
Obviamente, la relación será tensa, claro, pero el inquilino debe tener la tranquilidad de que la ley respalda su situación y que, además, no puede ser expulsado de la vivienda por haber denunciado una situación en la que, a su juicio, se atacan sus derechos. Así pues, el contrato permanecerá en vigor y a él se aplicarán todos los aspectos legales que establezcan las distintas normativas. El casero, por su parte, no podrá intimidar o coaccionar en forma alguna al inquilino, ya que, de hacerlo, estaría incurriendo en un nuevo delito que podría ser denunciado judicialmente.