Al cambiarnos a un piso de alquiler rara vez nos fijamos en las bombillas que tiene instaladas. Nuestra atención siempre se centra en los electrodomésticos, las ventanas o la distribución de las habitaciones. Incluso, una vez que ya estamos viviendo en él, no reparamos en las luminarias hasta que una bombilla o fluorescente deja de funcionar o se funde. Es entonces cuando nos enfrentamos a la labor de sustituirlas, pero, ¿cómo hacerlo? ¿Qué pasos hemos de dar?
Tipos de bombillas y fluorescentes más comunes
Aunque, a simple vista, algunas bombillas y fluorescentes puedan parecer iguales entre sí, la realidad es que en los últimos años en el mercado ha aparecido un enorme abanico de tipos sobre los que es necesario tener algunas nociones de cara a adquirir aquellos que mejor respondan a nuestras necesidades. No debemos olvidar que la correcta elección de la bombilla adecuada es una de las decisiones que nos permitirá ahorrar luz en nuestro piso de alquiler.
Entre las bombillas, destacan las siguientes posibilidades:
- Lámparas incandescentes: Es la bombilla clásica, aquella en que se produce luz al calentar un filamento. Su principal característica es que despenden mucho calor, por lo que tienen un bajo rendimiento. Son muy baratas, pero, por contra, tienen una vida útil muy corta y la luz que emiten es cálida, de colores anaranjados, por lo que no es útil para todas las estancias.
- Halógenas: Se trata de focos pequeños y con bastante potencia. Su rendimiento, de nuevo, es bajo, ya que gran parte de la energía eléctrica consumida se transforma en calor. La duración también es similar a la de las lámparas incandescentes.
- Bombillas de bajo consumo: Su principio de funcionamiento se basa en la presencia en el interior de un tubo roscado de gases y sales que, al contacto con la corriente eléctrica, desprenden luz. Consumen hasta un 80% menos que las bombillas incandescentes o las halógenas y tienen un promedio de duración 15 veces mayor. Además, existen en el mercado bombillas con diferentes tonalidades de luz. Su único contratiempo es que requieren de un cierto tiempo (unos 20 segundos) para iluminar a máxima potencia.
- Bombillas LED: Son, con diferencia, las que tienen un precio más elevado. El resto, son todo ventajas: su consumo es muy bajo, emiten una enorme cantidad de luz (la electricidad se utiliza para activar uno o varios LED’s) y pueden superar las 50.000 horas de uso, lo que supone 50 veces la vida útil de la más longeva de sus competidoras.
Respecto a los fluorescentes, tienen un funcionamiento similar al de las bombillas de bajo consumo: un tubo alargado relleno de vapor de mercurio comienza a emitir luz cuando la corriente eléctrica lo atraviesa. Las ventajas e inconvenientes de los tubos fluorescentes serán, por tanto, similares a las de las mencionadas bombillas. Con respecto a los tipos disponibles (T2, T4, T5, T8 y T12), aclarar que tienen que ver con sus medidas y que, en esencia, todos tienen un funcionamiento parecido. Sólo cabe distinguir entre los tubos lineales (tubos rectos) y los circulares (un tubo se enrosca sobre sí mismo para generar una circunferencia).
Cómo cambiar un fluorescente paso a paso
Cambiar un fluorescente es una tarea relativamente sencilla, lo único que necesitaremos es tener a mano el tubo nuevo y una escalera o banqueta que nos permita alcanzar la luminaria. Si ya tienes todo esto, los pasos son los siguientes:
- Desconectar la luz. Siempre que vayamos a manipular elementos cuyo funcionamiento depende de la corriente eléctrica es aconsejable desactivar el interruptor magnetotérmico correspondiente (en el cuadro de luces, los que tienen una manivela doble). En el caso de desconocer de cuál se trata, no te quedará más remedio que bajar el diferencial (el que tiene la manivela simple), dejando toda la vivienda sin suministro eléctrico temporalmente.
- Quitar el tubo viejo. Sube a la escalera y cerciórate de que está frío. Usa para ello un trapo; si notas calor, debes esperar a que se disipe para evitar quemarte. Desenrosca lentamente el tubo. Es posible que notes algunos ruidos, pero no debes preocuparte, seguramente el tubo lleve bastante tiempo instalado y, , al girarlo, emita algunos crujidos. Recuerda que el giro suele ser de una cuarta.
- El tubo caerá en tus manos. Si no ocurre esto, gira en el sentido inverso, es posible que la rosca esté orientada en la dirección contraria.
- Coloca el nuevo tubo. Inserta ambos extremos a la vez y, con cuidado pero sin miedo, gira el tubo en el sentido opuesto en que has girado el antiguo.
- Conecta de nuevo la luz. Sube los interruptores magnetotérmicos o el diferencial que hayas bajado al principio.
- Activa el interruptor de la habitación. Es posible que inicialmente parpadee o que, incluso, se escuche un leve zumbido. No te preocupes, es normal, pasados unos segundos debería desaparecer e iluminar de forma continuada. Si no lo hace, retíralo, podría estar defectuoso.
Cómo cambiar una bombilla paso a paso
Se trata de una tarea incluso más sencilla que la de reponer un tubo fluorescente. Siguiendo estos pasos, en apenas cinco minutos debes poder sustituir cualquier bombilla:
- Desconectar la luz. Al igual que ocurría antes, desactivaremos el magnetotérmico o el diferencial general del cuadro de luces.
- Quitar la bombilla vieja. Al igual que antes, asegúrate de que está fría y desenrosca la bombilla con cuidado, girando hacia la izquierda. En el caso de bombillas de incandescencia, hay que ser especialmente prudente, recuerda que estas a veces se funden porque en su superficie aparecen minúsculas perforaciones que pueden provocar la rotura del cristal si forzamos el giro. Y, por supuesto, si la bombilla ha explotado o se ha roto, usa unos alicates para remover el casquillo.
- Enrosca la nueva bombilla. En este caso, tendrás que girar hacia la derecha. No fuerces en exceso la rosca; no es necesario apretarla demasiado y, de hacerlo, cuando tengas que cambiarla de nuevo, te costará mucho extraerla fácilmente.
- Conecta de nuevo la luz. Sube los interruptores magnetotérmicos o el diferencial.
- Activa el interruptor de la habitación.
Quién tiene que cambiar una bombilla o un fluorescente en un piso de alquiler
Existe cierta controversia sobre cuestiones relativas al mantenimiento de la caldera de un piso de alquiler o a la reparación de algunos electrodomésticos de envergadura como la lavadora o el frigorífico. Sin embargo, en el caso de las pequeñas reparaciones derivadas del uso ordinario de la vivienda, la Ley de Arrendamientos Urbanos es clara y, en su artículo 21, especifica que estas serán siempre responsabilidad del arrendatario.
Las pequeñas reparaciones que exija el desgaste por el uso ordinario de la vivienda serán de cargo del arrendatario.
Quién paga la bombilla o el fluorescente
Del mismo artículo se deduce que el inquilino no sólo debe llevar a cabo las tareas de reposición y sustitución de las bombillas conforme estas se van fundiendo sino que, además, ha de ser el encargado de asumir los costes asociados a la adquisición de las nuevas.
En este sentido, es habitual que un arrendatario, al instalarse en su nuevo piso de alquiler, decida revisar los tipos de bombillas y cambiar los de su vivienda por otros que consuman menos, haciendo, para ello, un desembolso considerable. Es un buen consejo guardar las antiguas (siempre que no estén fundidas, claro) para, al abandonar el inmueble, volver a colocarlas, pudiéndose llevar consigo, así, el ya ex-alquilado las que compró y que podrá usar en el nuevo piso al que se mude.